La joya
No hace mucho, un anciano sabio hablaba con una estudiante. El anciano era un maestro. Este no era una estudiante ordinaria ni un maestro ordinario. Durante muchos años, el anciano sabio había estado brindando orientación, tutoría y consejos a su alumna. Un día, el maestro le informó a su alumna que se iba a un país lejano y que no regresaría por más de un año. Nunca se despidieron, siempre dijeron que se verían más tarde. Se mantuvieron en contacto todos los días. La estudiante trató de sostener el ánimo del maestro ya que estaba constantemente rodeado por el caos y el peligro.
Finalmente, el maestro regresó sano y salvo. Estaba agradecido de que la estudiante se tomara de su tiempo todos los días para mantenerse en contacto y ayudarlo a mantenerse centrado mientras estaba en un ambiente dificil. El profesor en agradecimiento quiso relatarle una historia a ella.
El maestro empezó a hablar de una joya, la joya más preciosa y resplandeciente que se habia visto. Explicó que muchas personas querían esta joya. Le dijo de un hombre determinado a obtener la joya por que quería poseerla sobre todo y sobre cualquier otra person. Hizo lo que nadie logro anteriormente, el logro su proposito. Lamentablemente eventualmente dejo de obsessionar sobre la joya. Pasaron los años y un día el salió a tasar la joya. Acudió a diferentes joyeros. Le dieron diferentes opiniones sobre el valor real de esta joya. Después de buscar y no encontrar el numero que quería escuchar, finalmente se dio por vencido y guardó la joya en un cajón. Rara vez la sacaba, por lo tanto nunca le prestaba atención.
Un día, mientras buscaba algo, abrió el cajón y allí vio la joya que tanto había querido desesperadamente hace mucho tiempo atrás. Todavía estaba intacta y exactamente en el mismo lugar en que la había dejado. Pauso y decidió que ya no la quería mas, así que se propuso venderla. Todos a quienes se acercó le dijeron que no podían comprar una pieza tan exquisita. Todos sugirieron que debería quedarse con tal maravilla. Sin embargo, insistió en venderlo ya que ya no le importaba como antes. Eventualmente conoció a alguien que estaba interesado en la joya. Para entonces estaba cansado e impaciente. Todo lo que le dijo al comprador potencial fue: "Te venderé esta joya por la cantidad en la que fue tasada por el último joyero". El comprador interesado accedió de inmediato sin ni siquiera escuchar el precio. Una vez completada la transacción, el dueño anterior le preguntó al nuevo dueño ¿por qué accedió a una compra tan exorbitante sin primero conocer el precio? El nuevo propietario respondió: "Una joya, siempre será una gema preciosa porque esa es su naturaleza. El precio no es importante, lo importante es la joya misma".
La alumna, después de escuchar esta historia, se dio cuenta de que el maestro no estaba hablando de una joya sino que estaba hablando de ella. La historia que el le acaba de decir, le abrió los ojos de cómo ella debería valorarse a sí misma aunque nadie más no lo hiciera o no lo habian hecho. Ella le preguntó al maestro por qué el decidió compartir esto con ella ahora después de todos estos años. El explicó cómo la había visto crecer hasta convertirse en la mujer que es hoy. Que la vio sufrir mucho, que a lo largo de sus retos y luchas supo que su belleza nunca se limitó a su exterior. Que llegó insegura de su valor cuando todo el tiempo lo único que tenía que hacer era salirse de donde se dejo colocar por otros y no esperar a que otros la valoraran. La estudiante preguntó entonces cómo lograr esto y el simplemente respondió: "Vive en paz dentro de tu mente, ama apasionadamente con todo tu alma y corazón, mantente fiel a lo que crees y deja de comprometer el resto de tu vida. Deja que tus instintos te guíen porque ellos te dirán qué camino seguir, qué camino forjar, cuánto dar y en torno quédense a poco tomar".
Antes de irse, se volvió hacia él y le hizo una pregunta más: "¿Qué hago si no puedo dar lo que se me pide?" Él respondió tranquilamente: "Da todo lo que puedas de ti. El resto, ellos lo tendrán que resolver solos. Si los pierdes en el proceso, no te lamentes ya que no te valoraron tanto como deberían desde un principio. Si no los pierdes, debes atesorarlos porque también son preciosos".
Cuando la alumna llegó a su casa pensó en todo lo que el maestro le había dicho ese día. Sabía que su vida había cambiado en el momento en que se dio cuenta de lo que tenía que hacer por sí misma. Ella se hizo preguntas importantes antes de acostarse esa noche. Se preguntó si podría honrar o atesorar lo que ella estaba convencida nunca sería verdaderamente suyo, el amor. Concluyó que valorar es amar. Este precioso regalo de amor estaba destinado a ser dado y no ser egoista al quardarlo o esconderlo del mundo. Era momento indicado que ella aceptara que debía explorar por sí misma lo que había dado, ya fuese correspondido o no. Aprendio que no hay nada más precioso en este mundo que el amor que podría darse a sí misma primero. Sin apreciar quien eres jamás podrás ser apreciado por los demás, sin valorate personalmente jamás te valolaran. ¿Cómo apreciar y valorar a los demás si uno mismo no se aprecia ni se valora? Esos fueron sus últimos pensamientos antes de que ella lentamente cerrara sus ojos para libremente dejarse llevar por el sueño.
por Norbela/Abby
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editado 2022
Publicado originalmente el 28/01/2006 en ingles en norbela.blogspot.com